Aguascalientes como base del anticarrancismo.

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La derrota del gobierno golpista de Victoriano Huerta hizo necesario que las facciones victoriosas se pusieran de acuerdo con la forma en que el país sería gobernado, por lo que tanto los militares villistas y parte de los constitucionalistas estaban de acuerdo en la celebración de un congreso de los vencedores. Venustiano Carranza, que para ese momento había encabezado la estrategia para la lucha contra los huertistas, veía que sus aspiraciones para ocupar la presidencia que consideraba la tocaba por derecho, por lo que haría lo posible para cargar los dados a su favor poniendo las condiciones en que se llevarían a cabo las negociaciones, proponiendo que la junta se erigiera en la Ciudad de México. Pero tanto militares de su facción que tenían aspiraciones democráticas y los villistas estuvieron en contra de la propuesta del Primer Jefe, por lo que decidieron que se celebraría la convención en la ciudad de Aguascalientes considerado un territorio neutral dejándolo estipulado en el Pacto de Torreón.

La convención inicia sus sesiones para el 1 de octubre de 1914, contando con la presencia de la facción carrancista estaba encabezada por generales de la talla de Álvaro Obregón, Eulalio Guzmán y Luis Cabrera, siendo alcanzados el día 3 por Carranza quien da un discurso donde pone en manos de los congresista el mando que ostentaba, por lo que convence a Luis Cabrera de la necesidad de que siguiera en su puesto de forma temporal en lo que se llegaba a un acuerdo con los villistas y el mismo Carranza acepta su participación. El 10 de octubre se congregan las representaciones en el Teatro Morelos congregando 155 representantes entre militares, gobernadores y sus delegados sin un proyecto claro para ofrecer, pero divididos en cuatro facciones que eran el Ejercito del Noreste, el del Noreste, la delegación villista y otros grupos revolucionario representantes de diferentes regiones como los zapatistas. La delegación villista estaba dirigida por los generales Felipe Ángeles y Roque Gonzales Garza que representaban la facción maderista del movimiento, pero también les dieron lugar a caudillos del pueblo como Orestes Pereyra y Fidel Ávila con la intención de ganarse el apoyo del gobernador de Sonora José María Maytorena y el de Sinaloa Felipe Riveros, aunque no tuvieron una participación de importancia en los debates.

Carranza tenía en mente la posibilidad de que sus aspiraciones se viesen truncadas en los debates de la convención, por lo que manda como sus representantes a generales de poca importancia que tenían la orden de retirarse en cuanto llegase a esta situación, mientras mantenía en los principales frentes a sus militares más importantes tanto en el Ejercito del Noreste con Pablo Gonzales, Jesús Carranza o Francisco Murcia, en el Ejercito del Noroeste tenía a Manuel M. Diéguez, Plutarco Elías Calles, Benjamín Hill, y en el centro estaba Maclovio Herrera que recién había sido expulsado de Chihuahua por los villistas. Toda su estrategia se basaba que en cuanto se rompiesen las conversaciones con las facciones, tuviese disponible a sus principales estrategas para continuar con el avance de la ocupación militar del país.

Originalmente, los zapatistas no estaban en los planes para que ocupasen un lugar en la convención, pero fue gracias a la intersección de Felipe Ángeles que el 16 de octubre propuso que se mandase una comitiva a Morelos para hacerles una invitación de que mandasen su delegación y se incorporen a las sesiones, propuesta que fue aceptada. Es así que se forma la comitiva dirigida por el propio Ángeles junto con los generales Calixto Contreras, Rafael Buelna y Guillermo Castillo Tapia quienes salieron rumbo a Cuernavaca el día 19, siendo recibidos por el propio Emiliano Zapata. El Caudillo del Sur le tenía un particular aprecio a Ángeles, quien a pesar de haber formado parte de las tropas federales durante el gobierno de Madero que se encargaron de pacificar el estado, su trato humanista y moderado hizo que se convirtiera en un intermediario con la calidad moral para poder mantener conversaciones, logrando que aceptasen participar en la convención y mandan como sus representantes a Antonio Diaz Soto y Gama, Paulino Martínez y Alfredo Serratos.

Los zapatistas llegan para el 27 de octubre, pero a pesar de o tardío de su presencia su mensaje que tenía que ver con las reivindicaciones del mundo rural y la intransigencia en cuanto a la aceptación de este para la aceptación de sus demandas por un lado provocaría que los villistas articularan su política popular entorno al Plan de Ayala, pero por otro hizo que se tornaran imposibles los intentos para llegar a un acuerdo con los carrancistas quienes estaban en contra del proyecto zapatista. Aun con estos desacuerdos, los convencionistas llegan a conclusiones sobre los postulados políticos con los que el estado revolucionario se debería de encaminar, como lo era el retiro de la máxima jefatura del país tanto de Carranza y Villa, mientras a Zapata se discutiría después, propuesta que tuvo un amplio apoyo por los delegados incluyendo a Obregón y Villareal quienes tenían la ambición de deponer a Carranza.

Al conocer la respuesta de la convención, se cumplen los pronósticos de Carranza y reafirma el liderazgo de los constitucionalistas, respondiendo a los delegados que primero renuncien al mando tanto Villa como Zapata, con la misma correspondencia lo hace Zapata y solo Villa acepta renunciar y propone que los fusilen a los tres para despejar el proceso de cualquier intento de hacerse con el poder por parte de los caudillos. La elección del nuevo liderazgo estuvo enfocada en el sector constitucionalista ante la negativa de los villistas de seleccionar a alguien de su bando y el veto de los zapatistas, saliendo elegido Eulalio Gutiérrez para el 1 de noviembre. A la vista de los resultados, Carranza escapa de la Ciudad de México que estaba bajo la custodia de un simpatizante de la convención como Lucio Blanco, emprendiendo el camino a Veracruz junto a sus seguidores, mientras sus representantes más acérrimos abandonan la convención ante los resultados. Pero los que también se les suman serían los “pacificadores” como Obregón que al ver que proseguiría la guerra deciden reanudar su relación con Carranza, por lo que Gutiérrez queda bajo un mando muy debilitado al ser abandonado por su facción, no contar con el apoyo de los zapatistas y solo puede mantener el apoyo de Villa a quien le da el mando de la División del Norte.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Pedro Salmerón. 1915. México en guerra.

Imagen: Atribuida a Agustin Casasola, Delegados de la Convención de Aguascalientes posan junto a la bandera, 1914.

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