28 de mayo
Volvíamos con mis hermanas, sobrinos y mi mamá del cumpleaños de mi tío que festejó en su casa, el auto venía fallando en el camino. En pleno centro, después de media hora en viaje, se nos para el auto. Mi mamá lo pone a andar, se le vuelve a parar y así sucesivamente hasta que no paró más.
Mi mamá intentaba hacerlo andar, pero nada. Yo dije lo que estaba pasando “ahora sí que no enciende más”. Mi mamá en plena crisis, desesperada, se enoja conmigo y hace énfasis en mis malas energías, en qué siempre hago lo mismo, siendo yo parte del problema, cuando claramente el auto es el que tiene problemas.
No es la primera vez que pasa, creo que hoy puedo sobrellevar estás situaciones de mejor manera, hoy me afectan, pero no al punto de dejarme llevar por la tristeza. Sin embargo, en parte, duele y cansa tener que escuchar lo mismo siempre. Tal vez no fue el mejor comentario, pero lo hice porque así lo sentía, porque realmente pensé que el auto no iba a encender más.
20 minutos después y con la ayuda de un familiar, logró arrancar y llegamos a casa. Mi mamá hizo de cuenta que no pasó nada. Tal vez sea su forma de sobrellevar el dolor.